Hace pocos días acabó la última fiesta que hemos importado desde Estados Unidos. Así que he decidido compartir con vosotros mi historia con los bancos, que es más terrorífica que Halloween. Tranquilos, no es real, tan solo un monólogo fruto de un fin de semana solo en casa….jejeje (esos que aprovecho para ver pelis de terror).
Bueno, según me dijo mi amigo y humorista profesional «El Peli», técnicamente no es un monólogo, pero para un no entendido como yo, esta recopilación de chistes enlazados con una historia dará el pego y servirá para que alguno de vosotros suelte unas risas.
Hola a tod@s.
Aquí os dejo este…
Monólogo de bancos
Os quiero contar la historia de mi larga relación con los bancos porque…los bancos son algo que me ha acompañado durante toda mi vida.
Hace 45 años vine al mundo (sí, ya sé que aparento 44, es lo que tiene ir al gimnasio) El caso es que yo ya sabía entonces lo que era un banco; había estado encerrado tres años en uno de semen. No estuve mal, aunque mis compañeros eran un poco fríos. Bueno, al final salí del banco y no fue una explosión de placer como había oído hablar; más bien me pareció todo un poco, no sé… “programado”. El caso es que formé parte de una familia feliz hasta que un día tuvieron que extraerme sangre para unos análisis y ya vi que mi relación con el banco de sangre iba a ser nula.
Al cumplir los 5 años mis padres me acompañaron a abrir mi primera libreta;
una de esas que no te dan dinero sino linternas de colores o estuches de pinturas. Fue cuando vi que aquel banco no se diferenciaba mucho del banco de sangre.Ya me pareció que la relación con ellos sería poco fructífera cuando en la ventanilla de al lado había una señora cobrando un cheque. – Tendrá que firmar el cheque por detrás –le dice el cajero- La señora tomó el boligrafo, el cheque y se lo puso como pudo en la espalda diciendo: – Hay que ver lo dificil que se lo ponen a una para cobrar un bendito cheque!!
A partir de la apertura de esa libreta empezó mi verdadera aventura bancaria. Porque ya nunca más pude despegarme de los bancos: Cuando jugaba con los otros niños en el parque veía a mis padres hablando con los otros padres, todos sentados en un banco. Cuando íbamos a la playa siempre me llevaban a una poco profunda. Yo me sumergía con mis gafas de agua del Decathlon y le decía a mi padre que había una montaña de arena bajo el agua y me decía que era un banco de arena; y si le decía que había visto muchos peces me decía que era un banco de peces.
Ya vi que había muchos tipos de bancos pero no tomé conciencia del “tema” hasta que mi familia empezó a pasarlo mal por culpa de los bancos de dinero y tuvimos que ir a otro, al banco de alimentos. Ya veis que la vida es una barca, como dijo Calderón de la Mierda, porque del banco de semen al de alimentos hay nada (sino que se lo digan a una actriz porno)
Bueno, pues así fue mi vida hasta que un buen día me independicé y tuve que aprender a cocinar, a planchar, a hacer la compra…
Ah, en lo de la compra he aprendido tanto que he desarrollado un sistema de ahorro propio. Antes iba a comprar al supermercado, pero empezaron a subir tanto los precios que ahora hago las compras en el banco de la esquina. Tienen más productos, me sale más barato y no huele a pescado (mientras no saquen la “cuenta tiburón”). Claro que tiene sus inconvenientes, porque un día me confundí y le pedí una hipoteca al dependiente de la ferretería. Claro, acostumbrado a comprar las sartenes en el banco…
Pero es que las sartenes del banco son mejores que las de la ferretería. Si es que las fabrican con teflón, de eso que se utiliza para hacer los calzoncillos de marca, para que no se peguen los huevos.
Bueno, dejadme que os explique un caso, vais a alucinar:
El otro día bajo a tirar la basura, (siempre me he considerado un tipo “de la noche”), y me encuentro a los niños de la vecina del piso de arriba, esa que le regaló una canica a sus niños cuando eran pequeños. Yo es que creo que los pisos con niños ya llevan la canica incorporada, una que solamente se puede hacer rebotar por el suelo por la noche o con los documentales de la 2. Bueno, pues resulta que los niños ya no tienen canicas; ahora tienen una pelota de cuero y estaban en la calle. ¡¡Pues no jugaban al fútbol, jugaban a los bancos!!!
Uno le decía al otro:
– ¿Jugamos a los bancos? Es fácil, mira: Primero me das tu pelota. Luego, yo te cobraré cada vez que quieras jugar con ella, también te cobraré si quieres darle la pelota a alguien y una pequeña cuota mensual por guardártela.
Fue entonces cuando tuve una revelación: Si yo tuviese un banco cambiaría a los empleados de oficina cada dos años para que no se hicieran amigos de los clientes (no vaya a ser que le vendiesen algo bueno) y cambiaría la definición de “asesores financieros” a “asesinos financieros”…
¡¡ Pues resulta que ya lo hacían !! Me imaginé que se deben gastar una pasta en el departamento creativo. Lo que pasa es que en algún momento nos cambiaron los asesores por vendedores y no nos dimos cuenta. De hecho, al ser humano no le gustan los cambios. El único cambio que le gusta al ser humano es el de su pañal.
Bueno, que me estoy enrollando y os estaba explicando mi vida: Lo de tener piso de soltero tiene sus ventajas y sus desventajas. Yo tenía la nevera más vacía que una gala de Los Pecos, así que comía mucha “comida rápida”, que le llaman rápida porque te la comes en un pis-pas, claro.
Y nos quejamos de que en el McDonald’s nos llevamos nosotros la comida a la mesa, que luego la recogemos y que no puede ser que nos cobren si nosotros lo hacemos todo…pero resulta que ahora en los bancos nos piden que nos lo hagamos todo nosotros, en el cajero automático. Para sacar dinero, al cajero; para meter dinero, al cajero (y menos mal que no tengo que poner yo el sobre).
Encima, nos engañan con las advertencias: Porque veo el icono de tapar el teclado con la mano al poner el PIN y les hago caso. El problema es que no veo el teclado y ya se me ha quedado la tarjeta 11 veces.
Y lo mejor los cajeros con espejo retrovisor…..¡¡¡ JA !!! Lo ponen por si se acerca uno con malas intenciones por la espalda y resulta que los que tienen malas intenciones están dentro. Podrían cambiar el espejo retrovisor a una cámara conectada a la junta de accionistas del banco, que ahí están los que tienen malas ideas…
Claro que eso de los cajeros era antes de quedarme sin empleo; aunque al menos me compensaron por el despido. Me fui contento con mi cheque al banco más cercano y el empleado me lo devolvió:
– Señor, no podemos pagarle el cheque porque no hay fondos.
La verdad es que me molestó muchísimo.
– Vaya banco, tanto presumir y no tienen fondos para pagarme 40 mil euros.
Le di otro cheque más pequeño y me cobraron 15 euros de comisión por ingresarlo. Le solicité la devolución de la comisión y lo que conseguí es que me cobrasen 3 euros de comisión por la gestión de reclamación.
Ya en el paro me encantaba ir al banco el día diez de cada mes a cobrar mi paga. Me recordaba mi primera visita a un parque temático, en pleno agosto. Nos hicieron firmar para el récord Guinness, como la fila más larga en una montaña rusa. Cuando me ponía en la cola del banco con todos mis compañeros de “empresa” pensábamos que un día aparecería por la puerta el del récord Guinness y nos diría que habíamos batido el récord.
Claro que para montaña rusa esto del euríbor. ¡¡Menudos sustos nos hemos llevado algunos años!!
Pues ahí, en la interminable fila me di cuenta de que los bancos no tratan igual a todos. Lo más indignante es llegar al banco y que te digan: Los pobres para este lado. Para mí, el banco es como un bar de alterne, que si llevas mucho dinero te dejan pasar a una habitación con otra persona, te pegan un “meneo” y sales sin pasta.
Eso es así hoy, pero…¿Os acordáis de las oficinas de antes? Esas sí que eran cañeras, con todos esos cristales antibalas que tenían. Hasta te parecía que tu dinero estaba más seguro. Pero en las oficinas de hoy, con tanto espacio y tan pocos empleados… yo creo que han dejado espacio para la cola del día diez.
¿Y las puertas dobles que ahora tienen algunos? ¿No os dan mal rollo las puertas dobles, esas que no se abre una hasta que la otra se cierra?
Y claro, como solo hay un empleado al fondo de la oficina no te puede oír si te quedas encerrado. Un día entré en un banco y cuando abrí la primera puerta salió un tipo disparado para afuera porque llevaba dos horas encerrado dentro y había hecho vacío. No sé a dónde fue a parar y hasta que se abrió la segunda puerta y pude pasar estuve acojonado. Se lo iba a comentar a la chica que había dentro pero no quise despistarme del tema le quería comentar:
– Oiga, antes me cobraban los gastos de envío de las cartas y ya me había acostumbrado, pero empiezo a sospechar que no es muy normal que me cobren 15Cts por los correos electrónicos que recibo (digo yo, si no hace falta sello de correos). Pero es que el Mercadona elimina las bolsas por tema de ecología (verde, porque te pone verde pagarlas ahora) y el banco elimina las cartas en papel y se ahorra en sellos, pero me cobra el E-Mail, que lo recibo con internet y electricidad que pago yo.
– Por cierto: ¿Por qué le llaman comisión de mantenimiento, si ni siquiera mantienen mi dinero? Da igual, la chica no pudo aclararme la duda porque el sistema informático no funcionaba con no sé qué función (o no sé si dijo fusión) y que el director estaba desayunando. Me dijo que si quería podía esperarlo, pero no me hacía mucha gracia porque el tipo tiene menos educación que la niña del exorcista. Y hablando de gastos, ayer me llegó una carta que decía: “Cobro en concepto de gastos de envío de esta notificación de comisiones por gastos de envío”.
Estoy harto. Cómo está el tema que el otro día conducía por Lugo, pasé por un banco de niebla y me cobraron dos euros de comisión. Esto de las comisiones es como las pastillas de caldo, que a nosotros nos cuecen y ellos se enriquecen. Fíjate, que yo siempre había escrito vanco con “v” porque pensaba que era una abreviatura de “van cobrando”.
El caso es que visto que el tema de empleo estaba muy mal empecé a trabajar por mi cuenta, me convertí en alguien de provecho y cuando todo me iba bien abrí una cuenta en el banco y ahí empezaron mis verdaderos problemas:
Abrí la cuenta con 20.000€. Querían que abriese una cuenta corriente y yo dije que de corriente nada, que para mí la mejor, que tenía 20.000€ y eso era una pasta. Total, que abrí una cuenta que no era corriente, era “especial” porque me daban un 2% TAE. ¿TAE? Si fuera Chiquito de la Calzada diría…¿TAE cho daño?
Y tan especial que era la cuenta: Me restaron 7.000€ por cuota de mantenimiento, 6.500€ menos por uso del cajero automático, 3.000€ por consulta de saldo y 12.000€ por utilizar la tarjeta de crédito (que me cuesta 60€ al año)…¡¡ en un año le debía 8.500€ al banco !! Fui a buscar los 4.762€ que me quedaban en otra cuenta y me dijeron que no me los podían dar; que tenía que pedirlos para el día siguiente. ¿Pero dónde está ese dinero? –pensé yo-
Encima me preguntó que cómo quería el dinero.
– ¿Qué cómo lo quiero? ¿Qué cómo lo quiero? Con desesperación –le dije yo-
Ya empiezo a imaginarme que los bancos están invirtiendo nuestro dinero y ganan más dinero a nuestra costa. Pero vamos, que ahora que lo pienso, no creo que hagan eso. Eso sería aprovecharse de la gente porque si a mí me cobran un 9% por dejarme dinero y me pagan un 1,5% por dejárselo guardar….no me cuadran las cuentas. No, no es posible que los bancos hagan eso, tiene que haber un error porque escuché un día que hay reguladores oficiales que controlan que los bancos hagan las cosas bien.
Incluso estuvieron pendientes cuando los bancos hicieron productos para clientes especiales. Le llamaban preferentes o algo así, y se lo vendieron incluso a gente que no sabía ni escribir, para que tuviesen las mismas oportunidades que los demás.
Bueno, y la tarjetas….jejeje. Las tarjetas son lo mejor. Le cobran al del comercio por cada compra que hacen sus clientes y al cliente le cobran por utilizarla. Eso sí, te dan puntos que puedes cambiar por tres sartenes con teflón para los huevos, y te ahorras una pasta.
El caso es que no pude resistir más en contra del “sistema” y por presión social decidí hipotecarme, porque estar de alquiler está mal visto en este país. Para no perder tiempo llamé por teléfono al banco dónde tenía la cuenta corriente y me encuentro con el típico contestador automático:
-Bienvenido a su banco…
-Para español…apriete el 1…
-Para inglés apriete el 2…
-Para depósitos…apriete el 3….
-Para transferencias…apriete el 4…
-Para retiros, préstamos o saldos…apriete el culo.
O sea, que un banco de dinero es dónde pides un préstamo y un banco del parque es donde puedes esperar a que te lo concedan. Pues visto lo visto empecé a visitar bancos y me quedé con el primero que me dio la hipoteca. Y pensar que para comprarme el coche visité 153 concesionarios…
Lo que pasa es que yo soy alguien que me gusta prepararme antes de pedir algo y lo tenía todo a punto para que me concediesen la hipoteca:
Me dice el del banco…
A ver caballero. Dígame el DNI sin la última letra.
Y yo, que me había preparado…
– Do, cinc, cuatr, siet, och, cinc…
Y va el tío y se mosquea, sobre todo por mi acompañante, porque vine con una oveja de mi tío Nicasio.
– ¿Y la oveja?
– Viene a balarme…
Ni una sonrisa, el tipo era más soso que un yoghourt de agua.
– Necesitamos tener sus datos históricos para saber lo buen pagador que es. Para que me entienda, nuestro departamento de riesgos debe analizar que usted nos podrá devolver el dinero en los plazos establecidos.
– ¡Pues sí que son desconfiados! Claro, que no me extraña; debe ser el mismo departamento que ata los bolígrafos con una cadenita para que no se los lleven. Y claro, me la concedieron. Eso sí, con algunas condiciones:
Me obligaron a contratar un seguro de vida que era más caro que el todo riesgo del coche fantástico, un plan de pensiones, un seguro por si me quedo en el paro (quedan excluidos del cobro los autónomos, que es lo que yo era) un seguro del hogar, un seguro por posibles Tsunamis en la meseta penibérica y un seguro que cubre los seguros. Le pedí si podía empadronarme en el banco, para tener descuentos por residente.
Bueno, al final acepté las condiciones porque entendí perfectamente todo lo que me habían explicado, y pusimos hora para ir a firmar al programa de Pasapalabra. Sí, ese que te tienen una hora esperando para al final entrar en un despacho lleno de diplomas y que un señor con traje y corbata te empiece a cantar todas las preguntas que tú no entiendes y lo que quieres es que llegue a la Z para llevarte el premio que es….(sorpresa) una hipoteca de 100.000€, que acabarás pagando 200.000€ para un piso que hoy lo puedes vender por 50.000€.
Bueno, tonto del todo no soy porque hice parar al “notas” cuando llegó a la “S” de “Suelo” y a la “T” de “Techo”. Menudo soy yo con estas cosas. Me aseguré que tuviese suelo y techo. A mí no me iban a engañar y venderme solo las paredes.
– ¿Lo ha entendido todo? –Me dijo el banquero-
– Sí, perfectamente.
– Pues firme aquí, donde pone “el pringao”.
Bueno, lo mejor es que al final fuimos dos para pagar la hipoteca porque Cupido me disparó su flecha del amor. Camino de la firma de la hipoteca, me paré en un banco a sacar dinero porque decía yo: Seguro que en la firma me piden dinero porque esta gente, ya se sabe que te ponen una comisión por firma o algo así. Pues no recordé que era día 10, así que me puse en la cola y con la mía rocé a la persona que tenía delante. Al instante se giró y yo para disimular pienso: -le preguntaré algo para que no se moleste-
– Perdón, ¿la notaría?
– Bueno, si te acercas un poquito más…
Y como sé que uno solo no puede pagar una hipoteca porque no hay bastante con dos cojones, pues ya somos dos. Se llama Manolo.
Bueno, pues ya tengo hipoteca y antes decía que lo del Euríbor es una montaña rusa y resulta que no se parece en nada. En la montaña rusa gritas cuando bajas y con el Euríbor gritas cuando sube. Claro, que ahora ya me he enterado de lo que significa tener un suelo en la hipoteca, y resulta que no tiene nada que ver con el parquet de la entrada.
Entrada, ¡¡para qué hablo de la entrada!! Si me recuerda lo que me pidieron para meterme en la hipoteca. De entrada necesitaba el 20% del valor de la tasación. Menos mal que me enviaron un señor que “es-tasador” (porque estasa a la gente) y me sobrevaloró el piso para poder meter la entrada, la salida, el coche, el patinete de los niños de la vecina, los muebles (de Ikea no, de los buenos) y el viaje de novios, que con Manolo fue todo tan rápido que con lo de la hipoteca no nos casamos ni por el juzgado ni por la iglesia sino por el banco.
Y digo yo: ¿Hacía falta crear un banco malo? No eran malos ya los que habían antes. Además, el nombre da demasiadas pistas y la gente no se acercará ni al cajero electrónico. Yo le llamaría banco malvado, banco malévolo, banco maquiavélico, banco sádico, banco pérfido, banco perverso, banco ruin, banco vil, banco malicioso, banco maligno, banco bellaco, banco depravado…¿¿¡Pero banco malo!!!???
¿Y lo de juntar cajas para crear bancos? Ha sido lo mejor. Yo me enteré tarde de que la Caja de Ahorros del Mediterráneo se había vendido por un euro y siempre había querido tener un banco propio, por lo menos para disfrutar un tiempo de un banco, porque ni los del parque están libres.
Y ahora, tal y como está la Seguridad Social (esa que dicen que es gratis y nos cuesta 300€ al mes de la nómina) me imagino los carteles de los bancos:
– “Domicilie aquí su pensión y obtenga traslados gratis al hospital”
– “Sorteamos prótesis todos los días”
– “Pida su préstamo personal y llévese estas muletas de regalo”
De verdad que empiezo a tener una obsesión con el tema de los bancos: El otro día me dijo una amiga (sí, lo de Manolo quedó en un apaño para lo de la hipoteca) para ir a pasear al parque y empecé a sudar al pensar que estaba todo lleno de bancos.
¿Qué? ¿Os lo cuento? Pues sí, ahí estoy con ella y esto sí que es amor verdadero; así que ya puedo decir que tengo novia, y para el que quiera tenerla, que se centre en lo que a ellas les importa: ¿Sabéis lo que mide 18 centímetros y hace que las mujeres griten de placer? ¡¡ Los billetes de 500 !!
Pero ella no me quiere por mi dinero, porque entonces esto acabaría siendo un matrimonio de esos que parecen un banco, que de tanto meter y sacar se pierde el interés. No, ella no me quiere por mi dinero: De hecho, cobró hace tiempo una herencia millonaria…
Un día me pregunta:
– Cariño, ¿tú no me quieres por los cien millones de euros que me dejó mi padre, verdad?
– No, mi vida, yo te querría sin importarme quién te los hubiera dejado.
Pero bromas aparte, yo no quiero depender de su dinero y como las cosas me van bien ya he acumulado un millón…de pesetas. Los euros ya son cosas mayores, pero vamos, que es dinero. Empecé a guardarme todo en casa hasta que tuve doce billetes de esos y entonces me los llevé a un banco nuevo que había abierto en el barrio. El caso es que como a estas alturas ya no me fiaba, al día siguiente fui a actualizar la libreta y ya tuve la primera sorpresa:
Saco la libreta del cajero, la miro y me voy pitando a hablar con el de la caja, (que no había gente esperando porque estábamos a día 11) y le digo:
– Oiga, que aquí pone “debe” “haber”
¿Cómo que debe haber? ¡¡¡ Tienen que estar !!! Con lo que me ha costado ahorrarlo.
Eso sí, no a todos les va tan bien como a mí. El otro día me encuentro con un amigo y le pregunté:
– ¿Y a ti como te va con todo esto de la crisis?
– La verdad es que ahora más que nunca duermo como un bebé.
– ¿En serio?
– Sí… me despierto cada 3 horas llorando. Si viene el de la basura y le pedimos que deje dos bolsas. Está la cosa tan mal que incluso alguno que trabajaba en los bancos están hoy en el paro. Me encontré al que me concedió la hipoteca y le dije que no entendía como le iban antes tan bien las cosas a los bancos.
– Bueno –me dijo- al fin y al cabo es comprar y vender dinero con un margen de beneficio.
– ¿Y con qué márgenes trabajaban?
– Con un dos por ciento
– Pero entonces, ¿tenían que trabajar mucho?
– Bueno, comprábamos a dos y luego vendíamos a cien y con ese dos por ciento íbamos tirando…
¡Oye! Si se está poniendo todo tan feo que últimamente me llaman tan a menudo amigos para pedirme dinero que he tenido que desarrollar un sistema de respuesta automática (eso sí, lo voy perfeccionando después de los primeros fracasos):
El primero que me encontré me dice:
– Oye, ¿me prestas 1.000€?
– Mira, el dinero pone en peligro nuestra amistad y yo creo que vale más que eso.
– Vale, lo siento, préstame 2.000€ entonces.
Así que como este primero me salió mal he inventado otro que puse en marcha ayer mismo, con un amigo que me encontré por la calle:
– Oye, ¿me dejas 60 euros?
– Lo siento, no llevo nada de dinero encima.
Pues nada, que el tío no desiste y me pregunta:
– ¿Y en casa?
– ¿Pues todos bien, gracias?
Lo que pasa es que con tantos pidiendo hay alguno que ya se cree que tiene derecho de pedirte dinero al mínimo problema.
Uno me dijo:
– Mi opinión es que si un amigo te pide dinero deberías prestarle.
No me gustó que me pusiese en la obligación y le contesté lo primero que se me pasó por la cabeza.
– Voy a poner tu opinión en una cuenta naranja de esas a ver si me genera interés.
Me estoy volviendo un tacaño por culpa de eso. Con tanta preocupación por la crisis el mes pasado me dio un desmayo y llegué al hospital inconsciente. Cuando oí que me querían poner una mascarilla me desperté y le dije:
– ¡¡¡ La mascarilla no, la más baratilla !!!
Pero bueno, peor es el niño que estaba a mi lado, que se había tragado 50Cts y el padre no sabía si ingresarlo en el hospital o en el banco.
Con todo esto, ahora empiezo a entender que ya desde pequeños nos enseñan a meter en dinero en cerdos. Se van confirmando mis sospechas de que aquello estaba orquestado por algo o alguien. El otro día recordaba aquella famosa poesía de José de Espronceda que se titulaba “Canción del pirata” y sin querer me salió otra letra:
Con cien ladrones por banca,
Viendo al pueblo a dos velas,
no roban al rico, si no a la abuela…
Por favor, si el banquero más conocido en España se llamaba Botín, y la primera vez que oí esa palabra fue en el libro “La isla del tesoro”…
Pero se les está acabando el negocio. El otro día estaba en el banco reclamando algo y vi un chino que entró y le dijo al cajero que quería abrir un bar en esa zona. El banquero le dijo que si quería un préstamo lo iba a tener difícil y el chino le contestó que no, que solamente había venido a ver el local.
El que no cierre se va a fusionar y van a quedar cuatro con un nombre algo así como “Banco Zaragozano de Santander Atlántico Pastor de La Mancha Central de Crédito Rural Exterior del Mar”
Pero mientras no llegue ese momento, y ya para acabar la historia con los bancos, recuerda esta frase en época de Halloween:
Monólogo: Vigila con los bancos. Todos sus tratos tienen truco…
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